La inteligencia espiritual,
es un estado superior al de la inteligencia emocional, que es la capacidad de
controlar las emociones. Esto es lo que afirma Pilar Sordo en su libro
“Bienvenido dolor”.
La inteligencia espiritual
permite ser más feliz, porque nos damos cuenta del sentido de todo lo que nos
pasa y de todo lo que hacemos.
Para poder disfrutar de la
vida hay que aprender a convivir con el dolor, porque tenemos el deber moral de
ser felices.
Se aprende lo más importante
de la vida con el dolor y el dolor es algo que no se puede evitar, porque es
parte de la vida.
Cuando nos atrevemos a vivir
el dolor y lo expresamos plenamente, con toda nuestra bronca, pena o impotencia,
el dolor tiene el poder de transformarnos.
No se trata de luchar contra
el dolor sino de acostumbrarse a vivir con él y al mismo tiempo , siendo
capaces de cumplir con nuestra obligación de ser felices.
Uno elige el sufrimiento pero
tiene que aceptar el dolor.
Los duelos, las enfermedades
y las pérdidas exigen una actitud de desapego, agradecimiento, voluntad y
perdón, y eso se logra con la inteligencia espiritual.
Asumir la felicidad como un
deber moral hace que no nos aferremos a nuestras aflicciones.
Las personas felices también
tienen los mismos problemas, sólo que eligen no perder la sonrisa por las penas
de su alma, y tienen la actitud de vivir y disfrutar del presente, porque se
dan cuenta que no pueden controlar nada; y sólo pueden agradecer, cambiar sus
prioridades y actuar en consecuencia.
El dolor, dice Pilar Sordo,
es un misterio indescifrable, pero las preguntas que suscita nos sirven para
crecer.
Se puede seguir viviendo con
las penas, respetándolas y escuchándolas, porque al final dejan de estar en
primer lugar y se depositan en el fondo del alma.
Elegir ser feliz desde los
dolores del alma, exige un esfuerzo, pero luego se siente la satisfacción de
haber sido capaces de vivir con el dolor, sin contaminar el resto de nuestra
existencia.
La vida nos enseña a aceptar
las pérdidas y las despedidas, aunque nos sorprendan, permitiéndonos comprender
que todo lo que tenemos es prestado, que no es nuestro y que el amor trasciende
las ausencias.
El dolor es una lección que
tenemos que aprender , y cuando más rápido se aprenda mejor nos parecerá la
vida.
El perdón nos libera dice
Pilar Sordo; porque la rabia y los rencores son las expresiones más grandes de
esclavitud.
Las personas que no perdonan
no pueden ver los acontecimientos desde una perspectiva más alta y se quedan
estancados en el por qué, sin reparar en el para qué.
Todo esto se logra con la
evolución, venciendo los propios demonios y no cediendo ante ellos.
Pilar Sordo no pretende
transmitir sabiduría sino compartir experiencias a partir de la observación. No
propone ninguna hipótesis sino solamente incursionar en estos temas que son los
que preocupan a todos, sin prejuicios, aprendiendo de los que ya han transitado
este camino y ya han evolucionado.
Sus libros son de lectura
sencilla y están al alcance de cualquier nivel, incluso para aquellos que nunca
leyeron un libro.
Fuente: “Bienvenido dolor”;
Pilar Sordo.